Creatividad
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Si bien la pandemia ha favorecido al interés de las audiencias sobre la ciencia y la salud, esta no es una constante y las distancias generadas con la academia o con temas técnicos son barreras para ejercer esta subespecialidad del periodismo de investigación.
¿Cómo logramos cautivar al público entre la cantidad masiva de información y entretenimiento? Los lenguajes y formatos, al igual que la ciencia, son dinámicos y experimentar con ellos sin sacrificar la esencia rigurosa de la labor periodística es una de las claves para mantener la capacidad de asombro.
En esta sección desglosamos los apuntes de Amira Abultaif y de Efraín Rincón sobre este tema.
Necesitamos distintas aproximaciones para entender cómo competir con toda la información dispuesta para el consumo. Hay que analizar desde distintas aproximaciones; cuáles están viendo el panorama con un punto de vista crítico y otras para entender por qué la gente piensa como piensa, sus intereses y la manera de producir y consumir información.
Hace falta deconstruir el mito de que la ciencia es aislada y que trae en su baúl verdades absolutas y soluciones deterministas. Esto requiere mostrar cómo une diversas disciplinas y áreas del conocimiento como las ciencias sociales, la política y la sociedad.
Hay que explicar a las audiencias cómo funciona la ciencia para poder acercarla a ella, para transparentar el proceso científico.
Un elemento central es devolver, desde el periodismo, la capacidad de asombro, de cuestionamiento, de pregunta de las audiencias para reconectarla a lo científico.
Las narrativas son imprescindibles para evocar emociones, inducir a preguntas y que permitan que el público se identifique con la información.
Sin perder rigurosidad, el explorar formatos y lenguajes que se salgan de lo común conecta con la ciudadanía. Entender sus consumos y apropiaciones de información es una clave para entender qué posibilidades tenemos según los contextos para generar esos vínculos.
El conocimiento tiene un vínculo fundamental con la emoción. Si el periodismo pretende que aquello que informa vaya más allá de la mera transmisión de información, debe contar una historia que refleje el sentido de por qué lo hace, de cuál es el contexto de aquello sobre lo que informa.
Contar historias es tan fundamental como la investigación científica, porque estas tienen un superpoder: el de la conexión, el de la común unión.
“La conexión del mundo emocional con el proceso de aprendizaje es de tal envergadura que es como imaginar que yo puedo dar un paso adelante y que el resto del cuerpo no se mueva (de hecho, la raíz de la palabra emoción es motere, el verbo latino 'mover' además del prefijo e, que indica extensión o dilatación, lo que sugiere que en toda emoción hay implícita una tendencia a actuar). La toma de decisiones, el aprendizaje, la atención y la creatividad tienen una conexión directa con el sistema límbico. Por eso, una persona que se sienta segura, valorada y querida, inevitablemente va a analizar mejor, aprenderá más rápido, recordará con mayor precisión y será más creativa”, afirma Mario Alonso Puig, médico catalán que durante 26 años ejerció como cirujano en distintas partes del mundo hasta convertirse en un maestro de la comunicación.
Es importante reconocer el lenguaje comunitario, traducir los tecnicismos de la ciencia a ejemplos concretos, a historias cercanas.
Una forma de conectar con las audiencias es entender lo cotidiano y contar la ciencia desde allí.
La identificación juega un rol muy importante en el periodismo de ciencia, por eso debemos buscar generarla con la historia, con el lenguaje y con el formato.
El contexto de la audiencia nos da pistas sobre los formatos: al integrarnos a las dinámicas de la comunidad nos permite entender sus modos de contar, sus técnicas comunicativas. Algunas de ellas son las historias de vida, los dramatizados, los cuentos.
Simplificar el lenguaje nos permite amplificar el mensaje. Conectarnos con el lenguaje habitual de la audiencia es clave.
Tres pasos para lograr el interés: 1. hacer un diagnóstico territorial, 2. estar en sintonía con el lenguaje y 3. crear un sistema de diálogo con la comunidad.
Podemos identificar lo que subyace a una vivencia personal para encontrar preguntas e inquietudes comunes.
Tenemos que considerar que la información ahora es un commodity, por eso hay que agregarle valor con análisis, verificación, contexto y perspectiva.
Es muy útil apoyarnos en herramientas digitales como las líneas del tiempo o los mapas de historias. Muchas de ellas son de uso libre, como las de Knightlab.
La escritura, la forma de la escritura es también importante. Se puede contar historias por medio de anécdotas y también de escenas.
Los medios propios dan mayor capacidad de maniobra para cubrir lo que uno requiera.
Es importante el uso de analogías, de metáforas que expliquen mejor un fenómeno. A una entrevistada se lo ocurrió fue decir: “imagínese que nuestro cuerpo es como un castillo y nuestro sistema inmune es como ese ejército que tenemos y la vacuna es como un emisario que viene de otro reino a decirnos: oiga, pilas están invadiendo reinos por ahí, necesito que usted tenga en cuenta esta información para que se monte en caballos, tenga escudos especiales, tenga espadas particulares y pueda estar preparado”.
El escenario creativo no necesariamente es digital, además de que hay brechas de acceso y no siempre es posible. En el caso del trabajo con una comunidad, pedimos a los niños que dibujasen las gráficas de datos, lo que nos permitió también entender cómo visualizan los otros los datos que hemos recolectado, cómo lo representan.
Por más que se trate de periodismo científico, los formatos no necesariamente deben ser extensos. Se pueden explorar formatos cortos, gráficos o híbridos.
Se puede apelar a otros recursos como los paisajes sonoros o los mismos sonidos de ambiente.
“Existen distintas posibilidades de acercar las historias de ciencia con anécdotas, escenas, detalles, imágenes que enriquezcan el relato y también contando la ciencia como un proceso, explicando cómo se hace de manera que compartamos esa idea de que las teorías científicas son verdades inamovibles” (Resumen de María Clara Valencia).
El conocer cómo es la comunidad, cuáles son sus fuentes y líderes de opinión, cuáles son sus problemáticas nos permite hacernos imprescindibles.
Contar historias cercanas tendrá mayor posibilidad de generar identificación.
El periodismo también tiene que permitir conectar a actores de una problemática, ser puente entre los diferentes actores permite generar confianza en la comunidad.
Debemos indagar en los canales de comunicación propios del contexto. En algunos casos serán grupos de WhatsApp, en otras el sistema organizativo de comunicación de un pueblo indígena.
Conocer las formas de consumo de información de nuestras audiencias las implica en nuestro trabajo.
Podemos explorar junto con nuestra audiencia nuevos formatos, probarlos. En el caso de cómo llegar a comunidades, el integrar sus propias formas de comunicación les permite ser partícipes y replicar.